20 jul 2011

RUMANIA EN BICICLETA. CAPITULO III "PRIMERA ETAPA"

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Bien, por fin una noche normal. Hemos dormido varias horas y hemos descansado del trasiego Jaén-Madrid-Cluj-Gura Humorului-Voronet de las últimas 48 horas. Como siempre digo, el truco del cicloturismo no está tanto en poder ir deprisa con la bicicleta, si no en aprovechar al máximo el tiempo. Es por lo que siempre insisto en madrugar, algo que no siempre gusta al resto del grupo.
Hacia las 8:30 de la mañana bajamos a desayunar. Como siempre, además del atracón de pan con mantequilla y embutidos, se nos va el santo al cielo con la charla, así que pasadas las 10 terminamos de colocar las alforjas dispuestos a afrontar la primera etapa de bici, que se supone que es la más corta.

Al diseñar el recorrido de este viaje, no puedo ocultar que hemos "plagiado" el viaje que hizo en su dia mi amigo Luis Cano . Así que la primera etapa va a ser Voronet - Sucevita, según googlemaps, tan solo 39 kms. Tras pagar el hotel con dinero de Roger y Marta, ya que, en casi ningún sitio en Rumanía aceptaban tarjeta de crédito y a mi no me gusta demasiado llevar efectivo, montamos en la bici, aunque solo vamos a recorrer 500 mts hasta nuestra primera parada, el Monasterio de Voronet.

Nada más llegar al Monasterio, escuchamos un golpe seco y al girarnos, vemos a Marta en el suelo con la bici encima de ella. Se levanta y nos recrimina más en broma que en serio, que sea Toni la que la ayude a levantarse. Dice que se le ha desequilibrado la bici. El motivo: dos pedazo de candados que llevaba en una alforja que pesaban más de 2 kilos cada uno. Les pregunto que donde van con semejante hierro a cuestas. Sin embargo, ya que los tenemos a mano, los usamos para atar las bicis en la puerta del Monasterio y entrar.
El Monasterio de Voronet, es una iglesia construida en 1488 y forma parte de los 5 monasterios pintados que la UNESCO ha incluido en su listado del Patrimonio de la Humanidad. Es tal vez el más famoso y visitado de la ruta de los Monasterios de Bucovina y se le conoce con el sobrenombre de "La Capilla Sixtina de Oriente". Se trata de un pequeño pero bonito Monasterio policromado tanto por dentro como por sus paredes exteriores, en cuyas pinturas se recrean unas extraordinariamente bien conservadas escenas bíblicas. A pesar de ya haber visto imagenes de estos Monasterios, como siempre, en realidad impresionan bastante. Sorprenden mucho dos cosas; uno que la entrada a estos monumentos sea tan barata (1'5 € por persona) y dos que en todo el mundo exista siempre algún cafre que se dedique a estropear alguna de estas pinturas escribiendo su nombre con una llave.

Monasterio de Voronet.

Salimos comentando lo bonito que es este Monasterio dispuestos, ahora de verdad, a comenzar nuestra aventura a pedales. Justo antes de la primera pedalada, comienza a llover. Fantástico, no hemos empezad aún y ya contabilizamos una caida y lluvia. Esto promete. La lluvia amaina y comenzamos a pedalear. Bajamos por la carreterita estrecha que va desde Voronet hasta Gura Humorului saludando a todos los paisanos. Será la emoción de las primeras pedaladas. Al llegar a la carretera nacional que une todas estas poblaciones, nos damos cuenta de que en Rumanía no vamos a gozar del ya de por sí escaso respeto que gozamos los ciclistas en España, por lo que los primeros kilometros hasta Gura Humorului son algo tensos por el tráfico. Al llegar a Gura Humorului sale el sol de forma definitiva y giramos por la carretera que nos lleva hasta el segundo Monasterio del día, el Monasterio de Humorului.

Carretera hacia el Monasterio Humorului

La carreterita es estrecha y no tiene demasiado tráfico. Son apenas 6 kms casi llanos pero aún así, tardamos más de media hora en recorrerlos, porque todavía no nos hemos hecho muy del todo al equipaje, ajustes de la bici, etc. Llegamos al Monasterio y lo visitamos. Este tampoco decepciona, ya que es igual de bonito que el anterior, aunque con menos turistas. En el Monasterio entablamos conversación con una mujer rumana que nos hace saber que la carretera que pretendemos tomar hacia Sucevita no está asfaltada y que debido a las lluvias del día anterior, más que una carretera era un lodazal, por lo que era una locura ir por esa ruta. En mi mente ya estaba el plan "b". Bajar de nuevo a Gura Humorului, ir por la nacional hasta el siguiente pueblo y desviarnos hasta Solca, para desde ahí llegar a Sucevita.

Monasterio Humorului
El problema es que supone una vuelta de 30 kms adicionales y la hora ya empieza a apremiar. Si normalmente ya no me gusta empezar a pedalear después de las 9 de la mañana, nos encontramos con que son mas de las 12 del mediodia, que no hemos hecho apenas 10 kms y que vamos a hacer 30 kms extra. No hay tiempo que perder. Desandamos lo andado y llegamos  a Gura Humorului, donde giramos por la nacional "pestosa" hasta la localidad de Paltinoasa.

Tomamos el desvío que nos dirije hasta Solca. La carretera discurre por un paisaje rural bastante agradable, con un sol bastante agradable también. El terreno es un constante sube-baja suave, por lo que de momento no avanzamos muy mal. Hacemos una parada para hacer las necesidades menores. Al continuar la ruta, empieza a soplar algo de aire y el sube-baja se va endureciendo por momentos. Para antes de llegar a la localidad de Cacica, nos paramos a ponernos los chubasqueros, ya que amenaza lluvia y de la buena. Hacemos un descenso de un puertecillo hasta Cacica, donde nos encontramos lo que parece una procesión. Pero al adelantarla, descubrimos que no se trata de ninguna procesión, sino de un entierro.

Entierro a la rumana

Ante lo llamativo de la comitiva, paramos a hacer unas fotos y un video, de la forma menos irrespetuosa posible. Imagino que no tiene que hacer nada de gracia que estés enterrando a tu abuela y que un turista se dedique a hacer fotos como si fuera una feria. Aún así la gente nos mira sin decir nada y cuando se acaba el espectáculo retomamos la marcha.
Pedaleando bajo la lluvia

Pedaleando bajo la lluvia
A estas alturas, hay que decir que ya habíamos caido en la cuenta de que estabamos a punto de pagar la primera novatada. No llevamos nada de comida, por lo que le fantasma de la pájara sobrevuela el grupo. Continuamos el pedaleo confiados en encontrar alguna tienda donde comprar algo, pero la carretera se va endureciendo por momentos. Los sube-baja se van conviertiendo cada vez más en sube-sube y para colmo de males, vuelve a llover, esta vez ya de forma bastante seria. Los 12 kilómetros que faltan hasta Solca se hacen eternos, pero finalmente, contamos con la suerte de que los 2 últimos son cuesta abajo. Al entrar al pueblo vemos un cartel que pone "Pizzeria Picasso". Aparcamos las bicis y decidimos "atracar" el establecimiento a reponer fuerzas. Pizzas, hamburguesas y mi primera Ursus, cerveza nacional rumana.



Pizzeria Picasso
Con el estómago lleno, las cosas se ven de otra manera. Estamos a mitad de ruta aproximadamente. La lluvia va poco a poco desapareciendo y cada vez hay más sol. Lo que de momento no cambia es el perfil del terreno. Seguimos subiendo bordeando el macizo de los cárpatos. Al pasar por una pequeña localidad llamada Clit, salen de una casa media docena de niños romaníes que rodean a Roger, que cierra el grupo pidiendole monedas e intentandole abrir sus alforjas. Me paro y hago el amago de dar la vuelta a ayudar (aunque realmente lo que yo ansiaba eran las fotos) pero enseguida los niños salen ahuyentados por las protestas de Roger. Sería prácticamente el único incidente en toda la ruta.

Coronamos un último pequeño puerto antes de la localidad de Marginea a eso de las 16h y nos planteamos la posibilidad de parar allí a dormir en lugar de avanzar hasta Sucevita. Consigo convencerles de que todo lo que no se ande hoy, se ha de andar mañana, así que proseguimos la ruta. Al pasar por la localidad de Marginea, donde ya nos desviariamos hasta Sucevita, veo un cajero y sugiero sacar dinero. Pensamos que es mejor avanzar y sacar en el siguiente puebo, asi que proseguimos hasta Sucevita.

Afortunadamente, el terreno es más favorable y más pronto de lo esperado, vemos el cartel que anuncia que estamos en Sucevita. Paramos en una primera pensión, donde preguntamos. La mujer no habla inglés. Nos pide 80 LEI por habitación sin derecho a comida. El precio está bien (10€ por persona) pero entre que no teniamos apaño para la cena y desayuno y que la dueña no se la veía demsiado feliz de que nos quedaramos, seguimos un poco más adelante.
Enseguida comprendemos que la configuración de los pueblos en esta zona no es igual a la que tenemos concebida en el sur de España. Imaginabamos un nucleo urbano bien definido con sus calles, pero aqui los pueblos son una sucesión de casas con parcelas de tierra a lo largo de la carretera, por lo que entre principio y final de un pueblo de 500 habitantes puedes recorrer tranquilamente 8 kilometros. Un par de estos kilometros más arriba encontramos otra pensión, con algo de pinta de puti-club por fuera, por el luminoso verde.
Tromba de agua desde la habitación del hotel

Aqui si hay unas habitaciones mucho más que decentes y limpias y restaurante para cenar y desayunar. El precio, algo más alto; 100LEI pero al final, hablamos de muy poco dinero y las habitaciones tienen incluso jacuzzi. Así que a pesar de que el establecimiento contaba con la camerara menos espabilada que he visto en mucho tiempo, decidimos quedarnos. Atamos las bicis fuera, ya que no nos dejan entrarlas dentro. 
Subimos los bártulos y nos acomodamos. Nos damos una merecida ducha y descansamos un poco hasta la hora de cenar. Justo en el momento en el que fuera se desata un diluvio. Afortunadamente, esta vez nos hemos librado de el.

A la hora de la cena, de nuevo nos toca la camarera torpe. Pedimos unas milanesas con patatas fritas y una botella de vino. Marta nos comenta que ha recibido una llamada para una entrevista de trabajo y seguimos hablando durante un buen rato, comentando, sobre todo las chicas el cansancio y los kilometros de más recorridos, pero contentos por el paisaje, el esfuerzo y el dia en general. Hacemos el último backup de las fotos y nos vamos a la cama con la satisfacción del deber cumplido. 

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