26 jul 2011

RUMANIA EN BICICLETA. CAPITULO VII: "GARGANTA PROFUNDA"


Amanece un nuevo día y por primera vez, parece que madrugamos. Bajamos a hall del hotel para ir cargando los bártulos, con algún remiendo en mi alforja, que el día anterior había perdido un gancho. Vamos al buffet libre del hotel a atiborrarnos de embutidos, pan, mermelada, yogur, cereales, huevos revueltos, tortilla, salchichas y todo lo que allí había, hasta el límite de nuestros estómagos.
Saliendo de Piatra Neamt


Tras pagar el hotel, tomamos la misma carretera que habíamos traído el día anterior para desandar nuestro camino hasta Bicaz. La primera sensación es que la "jornada de descanso" de ayer, se nota en las piernas. Rodamos rápido y sin problemas, deteniendonos solo ante dos monumentos de víctimas de la I Guerra Mundial que no nos habíamos parado el día anterior por el calor.

Monumento I Guerra Mundial
Antes de las 11 de la mañana, estamos en Bicaz. La media de velocidad ha rondado los 20 km/h, algo impensable los primeros días. Al llegar a Bicaz, nos aprovisionamos en un supermercado grande, donde encontramos jamón y salchichón español, que no dudamos en comprar. También nos aprovisionamos de agua y refrescos, pues la famosa ola de calor seguía apretando. Tras comer alguna que otra guarrería de chocolate, retomamos el camino. Nuestra próxima parada prevista son las Gorgas du Bicaz, para acabar en el Lacu Rosu.

Paradinha en Bicaz

Las Gorgas du Bicaz, según explican las guias de turismo, es un espectacular desfiladero, muy famoso en Rumanía, al que se accede en coche, por lo que suele estar lleno de rumanos que van a pasar el día en familia. Según indica mi mapa de carreteras, la distancia entre Bicaz y su garganta, es algo así como 20 kms. Así que si rodamos al paso que habíamos traido desde Piatra Neamt, en algo mas de una hora, estaremos en las Gorgas del Bicaz, justo para la hora de comer.

Avanzamos a un paso algo más lento, ya que el calor comienza  a hacer de las suyas. Poco a poco, nos vamos aproximando a la montaña de nuevo, por lo que el paisaje, a pesar de ser más rural que de montaña es bonito. La carretera por la que circulamos, cada vez está en peor estado. Al cabo de una hora de pedaleo, llegamos a una población, Tasca donde reviso el mapa para ver cuanto nos queda. Según el mapa, calculo que unos 8 o 9 kms más, así que apremio al grupo para seguir pedaleando.

Saliendo de Bicaz

El camino, sin llegar a ser cuesta arriba, no es del todo llano y para alegrarnos la marcha, comienza a soplar aire en contra cada vez más fuerte, haciendonos reducir la velocidad. Si al menos fuera aire fresquito... Pero el sol sigue apretando de lo lindo. Gastamos el agua a ritmo de vértigo, agua que hace rato que dejó de estar fresca. Fruto del calor, a Toni se le hinchan los pies, hasta que no aguanta más y decidimos para a ver si se le calma un poco. Le doy un masaje con voltarén y proseguimos.



Avanzamos con el sol encima nuestro. Llegamos a otra población. Ni rastro de las Gorgas del Bicaz. Ni tan siquiera una señal que lo indique. Empiezo a creer que nos hemos confundido. Reviso el mapa. Llevamos la dirección correcta y tenemos que estar muy muy cerca. Preguntamos a un lugareño. No tiene ni idea. Avanzamos un poco más al sol. Llegamos hasta una población llamada Bicaz Chei y paramos en un "magazin mixt" a comer.

Camino a las Gorgas


Entramos a la tienda, donde tres tenderas con poca gracia nos atienden. Compramos refrescos, agua y alguna chocolatina. Nos hacemos los bocadillos con el jamón que habíamos comprado en Bicaz y unos tomates. En medio del descanso, vemos aparecer un cicloturista checo, al que le gritamos para que se pare, pero pasa de nosotros. Aprovechamos que tenemos la tiendecita abierta para tomarnos de postre una tarrina de helado, que con el calor que hace, sienta de maravilla.

Bicaz Chei

Saco el mapa y comienzo a estar muy mosqueado. El mapa indica que nos hemos pasado las "Gorgas del Bicaz". No puede ser. Entro a la tienda a preguntar y nos dicen algo en rumano que yo traducí al español como "ni lo sé ,ni me interesa". Vuelvo a consultar el mapa y caigo en un detalle; si las Gorgas du Bicaz es un desfiladero, tiene que estar entre dos montañas. Prestamos antención a las curvas de nivel del mapa y ahora empieza a tener todo más sentido.

Aproximandonos a las Gorgas


Resulta que por algún motivo que no puedo comprender, el autor del mapa había retrasado las Gorgas del Bicaz mas de 15 kms y estabamos a punto de volvernos locos buscandolas. Esperanzados en que mi instinto sea más fiable que el mapa, proseguimos la marcha. Poco a poco van apareciendo algunas sombras, símbolo de que hemos dejado la meseta para entrar en la montaña.

Unos 5 kms mas tarde, por fin aparece el dichoso cartel que nos anuncia que entramos en el Parque Nacional de las Gorgas del Bicaz. Por momentos llegué a creer que se trataba de un mito, pero no, allí estaban. La carretera se va encajonando junto al cauce del río Bicaz, bajando la temperatura bastante y volviendo el paisaje cada vez más bonito.


Tras dos kilometros de aproximación, entramos de lleno en la garganta. La primera imagen es impactante. Muros de roca de más de 300 mts de altitud flanquean a ambos lados esta garganta, hasta caer al río. Un verdadero espectáculo de la naturaleza, pero claro, se puede acceder en coche, con lo que está atestado de turistas rumanos y húngaros que, además de aparcar en cualquier sitio, lo tienen todo bastante guarro.

Entrando a las Gorgas

Una pena porque el desfiladero es una maravilla. Paramos a hacer numerosas fotos. De hecho, avanzabamos 300 mts y en la siguiente curva, nos volviamos a parar a hacer fotos. Los 4 o 5 kilometros que debe de durar este desfiladero, tardamos más de una hora en recorrerlos. Además de bonito, se está muy fresquito, algo de agradecer después de la "tostá" que nos ha pillado hoy.






Poco a poco salimos de la Garganta del Bicaz, dirección Lacu Rosu. Un anchurón de la carretera, donde se amontonan puestos de souvenires anuncian el final de la garganta... y el inicio del puerto con una amenazadora señal de 10% de desnivel. Y esta vez, se cumplen los presagios. Una rampa dura sin respirar para calentar y un serpenteo de más de 4 kms con un desnivel importante nos esperan.

Saliendo de las Gorgas

Nada más comenzar el puerto,  a Marta se le sale la cadena. Se rompe el pelotón. Toni avanza con cadencia por delante mientras Roger y yo socorremos a Marta. Marta monta en la bici y sube algo forzada y nerviosa; yo creo que por encima de sus posibilidades. Durante el tramo más duro le empujo un poquito para ayudarla. Avanzamos un poco más y nos reagrupamos.

Peloton roto en pleno puerto.

Volvemos a retomar la marcha y de nuevo se vuelve a romper el pelotón. Esta vez, la salida de cadena es de Toni y es Marta la que se escapa por delante. La alegría le dura poco, ya que tiene problemas con el cambio. Volvemos a reagrupar y reviso su cambio. Solucionamos el problema engrasando el cable del cambio, que estaba superoxidado. 

Servicio de asistencia en ruta.

Retomamos el ritmo. Las rampas se suavizan, pero los últimos 5 kms han sido duros y tensos, porque además, el tráfico de la zona es importante y ya hemos dicho en otros capitulos que en Rumanía conducen como auténticos cafres, a todo trapo, sin respetar nada. Además cualquier coche es un monovolumen, así que puedes encontrarte en un Dacia 130, equivalente a un Renault 12 a 9 rumanos a toda mecha en cualquier curva. Como la carretera ya no es tan ratonera ni tan empinada, volvemos a avanzar como un grupo compacto y con calma, aunque eso sí, reventados.
Llegando a Lacu Rosu

Media hora más tarde, al fin llegamos a la zona del Lacu Rosu. Vemos varios hoteles y pensiones que denotan que la zona es muy turistica. Marta y Toni se quedan en la entrada a preguntar en las pensiones de la zona, mientras Roger y yo avanzamos un poco más, hasta el propio lago, a ver si encontramos algo más. No encontramos nada y volvemos hasta el punto de encuentro. Marta nos informa de que todo está completo. Hay un hotel más lujoso donde se preparan para celebrar una boda. Vamos a preguntar y poco más que nos echan al vernos entrar con la pinta de ciclistas, justo cuando entraban al hotel los invitados a la boda con sus mejores galas.

Bodorrio rumano

Nos queda un hotel más cutre algo más abajo como última opción. Roger y yo vamos a preguntar mientras Toni y Marta se quedan viendo la boda. Cosas de mujeres. Les damos un toque al movil tras confirmar dos habitaciones a 100 LEI (23 €) sin desayuno ni internet. Preguntamos por un lugar donde dejar las bicis y nos señala la puerta de la calle, asi que atamos las bicis a una cañería y subimos a las habitaciones.

Nuestro hotel

Nos duchamos y nos relajamos. Para cenar, en lugar de usar el hotel, decidimos dar un paseo hasta el lago, ya que había varios chiringuitos en la zona, donde era curioso que los carteles estaban en rumano y húngaro. También la tv del hotel tenia canales en húngaro, por lo que dedujimos que sería un lugar frecuentado por turistas de este país. 
Lago ¿Rosa?

Hacemos unas fotos junto al lago y nos vamos a cenar. De nuevo pollo con patatas fritas. Esta vez, la novedad es que es a la brasa en lugar de empanado. Toni y yo lo acompañamos de unas jarras de medio litro de cerveza que saben a gloria. 

Jaaarlllllll!!

Terminamos de cenar y volvemos al hotel a hacer "backup" de las fotos. Tras descartar unos sillones del pasillo, entramos al bar, donde le hacemos un hueco en el estómago a un chocolate caliente con nata, revisamos las fotos del día y planeamos la jornada siguiente.

Tras cambiar el plan de ruta para las últimas jornadas, nos vamos a la cama con la alegría de que mañana será el último día de pedaleo.

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