9 sept 2010

CAPITULO 3: LA TRANQUILA OSLO

Los rayos de sol de la mañana empiezan a turbar mi placentero sueño... ¿Tan pronto se ha pasado la noche? Miro el reloj. 4:00AM ¡¡¡Solo llevo 4 horas durmiendo y ya es de dia!!! Si, definitivamente, estamos en Noruega. Cierro los ojos e intento dormir. Toni yace a mi lado enroscada como de costumbre y parece profundamente dormida. Voy dando cabezadas, pero a las 7:30 Toni está despierta también ya que los rayos de sol son tan intensos ya a estas horas que parecen las 10 o las 11. Pero me parece de mala educación deambular por el diminuto apartamento, asi que hablamos un poco en voz baja de todo y de nada durante una hora.

A las 8:30AM Slije se levanta y nos saluda. Nos pregunta si hemos pasado una buena noche y contestamos que si. Y era cierto que al menos habiamos descansado. Nos ofrece darnos una ducha aunque no tiene pinta de que vaya a ofrecernos un café o algo para desayunar, así que una vez duchados y despues de un rato de charla un poco "dummie" nos vamos a patear Oslo.

Oslo parece pequeña. De hecho, es tan grande como Granada, y como ciudad, la verdad, no es nada del otro mundo. Así que viendo que cojer el tranvía 4 paradas supone algo así como 5€, decidimos bajar al centro andando. 15 minutos mas tarde confirmamos lo pequeña que es esta ciudad y estamos en el centro neurálgico de Oslo, la estación del tren, que a su vez alberga la oficina de turismo, nuestro primer objetivo. Tenemos suerte y nos atienden en español. Por muy bien que domines el ingles, es agradable que te expliquen en tu idioma. Nos dan el típico mapa turístico de la ciudad y las zonas de interés. Descartamos museos. Solo vamos a tener un dia en esta ciudad y por lo que hemos leido de otros viajeros, no nos vamos a perder gran cosa.

Así que plano y cámara de fotos en mano vamos a nuestro primero objetivo, la Catedral. No se puede visitar el interior, pero el exterior nos deja mas frios que calientes. La cosa de la arquitectura escandinava si acaso, pero como catedral, pasa por ser hasta fea. Siguiente objetivo, la nueva ópera de Oslo, célebre por acoger el Festival de Eurovisión del presente año, un edificio moderno y espectacular que se asoma al fiordo. Fotos, que para eso tengo camara nueva, y a disfrutar de un sol que empieza a quemar. Caminando por la orilla del fiordo llegamos a la fortaleza medieval, que se encuentra bien conservado, aunque lejos de la espectacularidad de nuestro castillo de Santa Catalina. De ahi vamos al Parlamento, que tambien nos dejó frios. Camino del Ayuntamiento, descubrimos lo que se iba a convertir en la base de nuestra dieta durante los próximos 15 dias. Perrito caliente y cocacola por 30 NOK, unos 4'5€.
Ayuntamiento de Oslo. Vista exterior

Vamos al Ayuntamiento, feo como el solo por fuera pero muy interesante por dentro. Del Ayuntamiento, cruzando la calle se llega al Nobel Peace Center, donde los noruegos reciben al ganador del Premio Nobel de la Paz. ¿Pero los Nobel no eran suecos? Pues si, pero se ve que a los noruegos les daba envidia y montaron esto. En el edificio habia una exposicion sobre Mandela y otra sobre Obama, camisetas que cuestionaban este último galardón.
Nobel Peace Center

Desde el Nobel Peace Center, se sale al Aker Bryggen, el lugar de moda de Oslo. Cafes de lujo, restaurantes y un ambiente chill-out muy guapo, todo lleno de bellezas de dos metros de ambos sexos. Es graciosa la forma en que visten los chavales de Noruega. Todos pasarian el casting del malote del instituto de una peli americana, pero mas allá de esa pinta, son todos terriblemente educados y simpáticos. Casi insultante los buenos modales de esta gente. Un paseo por esta zona, con este calor y este soleado dia es una de las mejores cosas de Oslo.
Aker Bryggen

Tras descansar un rato disfrutando del trasiego de gente, enfilamos la recta final de nuestro periplo por la capital noruega. Subimos al Palacio Real, donde se supone vive la famosa MetteMaritt. Alli solo hay un guardia, con el que nos retratamos para no perder nuestra costumbre de fotografiar a todos los guardias reales de todos los paises. Tras otro descanso, nos dirijimos a la última parada del dia; Vigelands Park.
Vigelands Park

Vigelands Park es un impresionante parque al noroeste de Oslo creado por el escultor Gustav Vigeland que se tiró 40 años dando forma al granito para crear un total de 57 estatuas mas un impresionante monolito, donde el autor intenta recrear numerosas escenas de la vida. Mas allá de lo impresionante de este parque, la atracción está en comprobar como los noruegos disfrutan de este espacio como si fuera una playa. Por todas partes hay gente en bikini tomando el sol e incluso en top-less y disfrutando de las barbacoas. El trasiego de gente es tan entretenido que las esculturas. Sin duda lo mejor de esta ciudad, junto con la tranquilidad y el silencio... ¿en que otra capital europea podrias estar todo el día por el centro sin oir un claxon? Solo en Oslo.


Vigelands Park

Tras pasar 2 horas y un bocata en este parque, nos vamos a casa de Slije a recojer las mochilas. Como aun somos novatos en esto del Couchsurfing, caemos en la cuenta de que nuestro siguiente contacto, ya en Stavanger, no nos ha proporcionado el teléfono, así que tenemos que molestar una vez mas a nuestra anfitriona para que nos deje mandarle un mail para pedirle el telefono.








Tren Oslo-Stavanger
Nos despedimos de Slije y caminamos hasta la estación de tren que, ahora sí, está muy concurrida. Tenemos los billetes de nuestro tren nocturno, así que nos espera toda una noche de "confortable" asiento para dormir. En el tren, una vez más, nos sorprende la mentalidad noruego. En nuestro asiento nos espera un kit de viaje nocturno, con manta, antifaz, tapones para los oidos y almohada hinchable. El "night survival gear" se sale.



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