5 oct 2010

CAPITULO 9: ALESUND, ANDALSNES Y EL VIAJE MÁS LARGO

Para ser un sofá, la verdad, no se duerme nada mal. A las 8:30 de la mañana estamos despiertos y recogemos nuestros bártulos. Nos aseamos e intentamos despertar a Helga, que tras toda la noche de taxista, parece que le cuesta más trabajo. Me sabe muy mal tener que despertarla, pero nos tiene que llevar hasta la parada del bus.

Con mucha pereza, Helga se levanta de la cama, aunque no tengo muy claro que esté despierta... aun así Helga no pierde la sonrisa ni la amabilidad. La verdad es que esta chica es un sol. Divertida y amable. Vive sola en un pequeño apartamento alquilado. Trabaja de asistente del jefe en la pizzeria mas importante de la ciudad y se gana unas coronas extra llevando a sus amigos de noche, con tan solo 21 años. La verdad, es que su vitalidad e independencia son dignos de admirar. Nunca pierde la sonrisa, todo es positivo para ella. Ojalá no cambie nunca.

Llegamos a la estación del bus y compramos 2 tickets, por supueso, de estudiantes. Subimos al bus. Como no hemos desayunado, abusamos del té gratuto de los autobuses de larga distancia de la Nor-way.

Muelle de Andalsnes
Nuestro camino de hoy es bien largo. Los billetes para el tren nocturno que nos tiene que llevar en la transición del sur al norte de Noruega estaban agotados para el día siguiente, así que lo tendremos que adelantar un día. Eso significa que tendremos menos tiempo para visitar Trondheim (¡solo 2 horas!) y una paliza hasta llegar a Narvik, nuestro punto final, aunque para ello emplearemos un dia y medio.

La primera parada de nuestra maratón particular es Andalsnes. Un bonito pueblo junto al fiordo que es famoso por la escalera de los troll. Como nuestro bus llega a las 13:30 y el tren que nos lleva a Trondheim via Dombas no sale hasta las 16:00, preguntamos por la posibilidad de hacer la famosa carretera de la escalera de los troll andando, pero nos dicen que está muy lejos. De nuevo los buses tampoco tienen la mejor combinación, así que toca buscar plan alternativo. Nos informan de una excursión por el monte que domina este bonito pueblo y en ello empleamos el resto de la mañana.

A eso de las 15h, nuestra excursión se ha acabado y aprovechamos para hacer la compra en un supermercado. Compramos unas latas de cerveza a precio de oro que tenemos que bebernos en un parque casi como unos delincuentes. No te la juegues, en Noruega está prohibido el alcohol en la calle y se te puede caer el pelo por una tontería como esta.

Tras la cerveza y el bocata, vamos a la estación del tren y pregunto por los billetes del tren Narvik-Estocolmo, que eran los únicos que no podíamos comprar por internet y esperabamos hacerlo al día siguiente en la taquilla en Narvik. Fue todo un acierto, casi sin querer nos ahorramos 40€ y un buen disgusto, pues la taquilla de Narvik es un cajero que no acepta las tarjetas españolas. Así que ya teníamos alojamiento en Estocolmo y billete de tren y nada quedaba en el aire.
Raumabanen

Subimos en el tren. Este trayecto es conocido como el Raumabanen. Es otro tren turístico al estilo del tren de Flam, que pasa por un desfiladero de montaña realemente increible. Es un espectacular recorrido por el valle del Rauma, que durante siglos permaneció aisalado por la peculiar orografía. Se precisaron 40 años de obras para hacer pasar la linea del tren por aquí. Es un viaje muy bonito, aunque a estas alturas, después de tantos paisajes, pocas cosas pueden sorprenderme.

Llegamos a Dombas, donde haremos escala. Se nota que estamos en la montaña.  La altitud ronda los 800 mts, que no es gran cosa, pero en estas latitudes, el aire es muy frio a estas alturas, así que nos refugiamos en la estación que a pesar de ser pequeña, tiene hasta sala de juegos infantil, donde aprovechamos para matrar el rato jugando al "Lego".

Tomamos el tren a Trondheim. Otro trayecto de alta montaña realmente sobrecogedor. El tren pasa por los Parque Nacionales del Forolhogna y el impresionante Parque Nacional de Dovrefjell-Sunndallsfjella, donde pudimos contemplar algún que otro reno. Este trayecto es otra buena ocasión para perder la perspectiva de las distancias en Noruega. Aparentemente es solo un enlace en un ultramoderno tren de gran velocidad, pero estas recorriendo la distancia equivalente entre Granada y Madrid.

Llegamos a Trondheim y en cuanto pisamos la estación comienza a llover. Esto va a acortar más aun nuestra ya de por sí corta visita a esta ciudad. Con las capas de lluvia puesta y con la mochila a cuestas nos acercamos hasta la Catedral de Nídaros, la más importante de Noruega y realmente impactante. Es un lástima no haber dispuesto del día entero para visitar la ciudad. Damos una vuelta a la Catedral, ya que por dentro no se puede visitar a estas horas (las 21h), asi que damos un paseo por la ciudad. Lo más destacado de nuestra cortísima visita son las casas de madera sobre el canal, que recuerdan al Bryggen de Bergen.
Catedral de Nídaros

Dando un paseo y, por fin sin lluvia, llegamos a la estación de tren. Allí nos espera nuestro segundo tren nocturno, el Trondheim-Bodo, uno de los más populares entre los mochileros.

Subimos al tren y no puedo ocultar la decepción. Esperaba un tren al estilo del que nos llevó a Stavanger, pero este tren tiene más de 30 años. Los asientos no son igual de cómodos y el tren es bastante más ruidoso. A pesar del kit nocturno, creo que la noche va a ser larga.

El tren se pone en marcha. Abrimos la última lata de cerveza y damos cuenta de otro bocadillo, antes de buscarle la postura a nuestro asiento. Va a ser una noche muy larga.

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