23 sept 2010

CAPITULO 5: BERGEN, EL BRYGGEN Y LA NOVATADA

Con una buena resaca por la cerveza y la sidra de la noche anterior, nos levantamos. Son las 7:00 am y en la casa hay un trasiego de gente digno de pelicula americana. Bjarte prepara unas tostadas mientras Xavier, el hijo de Esmeralda corretea por la casa preparando cosas para ir al colegio. Samuel, el hijo menor, juega con un yogur y aprovecha que hay visita para hacer trastadas. Elisa, la hija mayor, aprovechó también que había visita para chantajear a su madre y dormir en casa de su novio. Xavier, se viste de "malote" como la mayoría de los críos noruegos y sale disparado hacia el colegio. No sin antes despedirse. Me cayó especialmente bien este chico.

Un poco más tranquilos, nos ponemos a desayunar los adultos. Aunque Samuel también quiere participar. Más por llamar la atención que por comer. Les contamos nuestros planes del día, que pasan por ir a Bergen en bus. Terminamos el desayuno y nos metemos de nuevo todos en la chrysler voyager. Despedimos a Bjarte que se baja en el dentista y Esmeralda nos lleva a la estación del bus, previa parada en su tienda de accesorios de baño.

Nos despedimos con una sensación de nostalgia y tristeza, porque realmente lo hemos pasado bien. Esta familia se hace querer de verdad.

Subimos al bus. Cómodo y amplio, como todos los buses noruegos. Además tiene cuarto de baño y cafetería gratis dentro del bus, algo que se agradece. El té está especialmente bueno y el café es especialmente bueno para... bueno, para usar el wc....

La carretera discurre por la costa oeste de Noruega. Un sinfín de pueblecitos de casas rojas con jardín pegadas al fiordo salpican el camino. Por la peculiar orografía noruega, pasamos por puentes, túneles bajo el mar y dos ferrys para atravesar los fiordos. En los ferrys puedes bajar del bus y hacer fotos o usar la wi-fi gratuita, además de el wc o la cafetería, aunque esta cafetería si es de pago. Las vistas son maravillosas, como en todos los trayectos que haremos por este país. Parece que no hay ni un metro cuadrado feo en este país.

A mediodía llegamos a Bergen, la segunda ciudad del país y conocida por ser la puerta de entrada a los fiordos para los cruceros de turistas. Además es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La primera impresión es que es una ciudad terriblemente turística, algo que no me llena el ojo. Lo cierto es que desde que llegué a Bergen algo me dá mala espina...

Mi contacto de couchsurfing, Anastasya estaba en Polonia y llegaba esa misma noche. Cuando le solicité alojamiento, me advirtió que llegaba esa noche de su país. Yo le insistí en que si era mucho lio, nos lo dijera y que nos buscabamos la vida sin problemas. Pero insistió en que fueramos a su casa a eso de las 22:00, que estaba desando recibirnos.

De nuevo dejamos las mochilas en la consigna de la estación del tren, que como siempre en Noruega, esta junto a la del bus. Damos un paseo en busca del archifamoso mercado del pescado de Bergen. La verdad, no es para tanto. Normalmente las cosas que recomiendan para los turistas me suelen decepcionar y el mercado del pescado me dejó mas bien frio. Todo está pensado para sacarle la pasta al turista. Los vendedores, son casi todos españoles y los compradores, casi que también. Osea, para hacerse una idea, es una especie de mercadillo donde los turistas de crucero pagan una burrada por unos trocitos de salmón o ballena. Nosotros, tenemos hambre y aunque sea por la foto, nos compramos unos bocatas. 20€ por dos bocadillos de lechuga, por que lo que es el salmón y los langostinos, brillaban por su ausencia. Es lo que tienen las cosas turísticas...
Mercado del Pescado.Bergen.

Una vez comidos, paseamos por el Bryggen. Un muelle de casas de madera de arquitectura hanseática, que tal vez sea el lugar mas fotografiado de Noruega. Esto si merece la pena. No te cansas de pasear por allí y de curiosear por sus tiendas. Es realmente bonito y el trasiego de gente es impresionante. Comemos un helado para reponer fuerzas. Los helados son lo único que se puede comprar a precio español. Un cucurucho artesano de 2 bolas no llega a 4€, así que alimentarse a base de helados puede ser una opción.
El Bryggen

Del Bryggen, damos un paseo hasta la Catedral y callejeamos un poco. Nos dirijimos hasta el tren cremallera (Floibanen) que te sube hasta un mirador en la cima de una de las 7 colinas que forman Bergen. Lo ideal es subir en el tren y bajar andando, pero estamos cansados y además es algo tarde, por lo que es mejor asegurar.

Panorámica de Bergen


Las vistas desde el monte Floyen son impresionantes. La vista del atardecer es una de esas imagenes que se quedan grabadas en tu mente durante meses. Allí conocemos a otra pareja española muy maja y nos contamos nuestros respectivos viajes. Al decirles que vamos a pasar la noche en casa de una chica de couchsurfing, pero que llega a las 22:00 de Polonia, se ofrecen a compartir su cabaña con nosotros, pero su cabaña está a 20 kms de Bergen. Y es que Bergen es una ciudad superturística y no hay hoteles, albergues, hostales o pensiones libres... Nos cambiamos los móviles por si acaso y nos despedimos.

Bajamos de nuevo a Bergen y nos dedicamos la siguiente hora a buscar la casa de Anastasya, nuestra anfitriona. Compruebo la dirección y efectivamente, el buzón nos indica que estamos en el sitio correcto. Llamamos, pero no hay nadie. Nos dijeron que llegarían a las 22:00 y aun falta casi una hora, asi que nos bajamos hacia el Bryggen a pasear por última vez de dia. Decidimos ir dando un paseo a recoger las mochilas y esperar en la puerta de la casa.

Son las 22:00 y en la casa no hay nadie. En Noruega, las diez de la noche pueden ser como aquí las 12 o la 1 de la madrugada, así que los pocos vecinos que hay por la calle, nos miran con cierta desconfianza. Pasa el tiempo... 22:30...23:00...23:30... y comienza a llover. Hay que tomar una decisión. Es lo suficientemente tarde como para no poder ir hasta donde estaban los chicos que habíamos conocido esa tarde, así que hay que buscar otra alternativa. Como imaginamos que se habrán retrasado por el viaje, pensamos que lo mejor es regresar a la estación del tren y dejarles una nota debajo de la puerta, así que le escribo un mensaje en inglés y nos vamos para la estación.

Llegamos a la estación y nos vamos haciendo a la idea de que vamos a dormir al raso... Al llegar allí, vemos a 4 chicos alemanes que tienen toda la pinta de que van a dormir en los bancos. Toni me dice que hable con ellos, porque si vamos a dormir en la calle, es mejor hacer un grupo. Les pregunto y parecen desconfiar un poco... pero me dicen que quieren dormir allí, pero que el vigilante les ha dicho que a las 12 y media cierran la estación.

Tal y como me habían dicho los chicos, el vigilante se acerca a decirnos que en 20 minutos cierran la estación, así que hay que buscar una alternativa...

Cruzo la calle e inspecciono la estación de autobús. Parece que será una buena alternativa. Se lo comento a Toni y también a los alemanes, que me lo agradecen. Nos vamos a la estación del bus. Está tranquilla y solo hay otro chico alemán, con el que charlamos un rato. Lleva un mes en Noruega, haciendo autostop y caminando... solo tiene 18 años y viaja solo, con una mochila y arreos de camping. Da miedo solo ver la mochila y lo canijo que es el chaval. Eso sí muy amable, educado y simpático. Cuando estamos empezando a ponernos cómodos, un vigilante nos echa de la estación y nos emplaza a unos bancos fuera de la estación, aunque techados.

Salimos fuera y llega uno de los chicos alemanes de la estación del tren. Me dice que sus colegas están buscando un puente para pasar la noche debajo, pero que está harto de dar vueltas. Comenzamos a charlar. Christian, el chico alemán del grupo de la estación del tren, me cuenta que llevan 9 días en Noruega y que no tienen ni un euro. Solo los billetes de interrail y una botella de un licor alemán. Cuando tenían hambre, se daban una vuelta por el mercado del pescado y probaban las degustaciones gratuitas de los puestos. A parte de eso, solo les quedaba un paquete de "gofres" y un infiernillo con una bombona.
Cena mochilera

El otro chico alemán, le comenta que tiene sobres de sopa y en un minuto, sacan el infiernillo y unos sobres de sopa y devoran el caldo hirviendo. No he visto gastar tanta hambre en mi vida. Como nosotros llevamos de casa jamon york, salami, salchichón y chorizo envasado al vacío por lo que pudiera pasar, les regalamos un paquete de jamón. No se lo podían creer. Nos cuenta sus peripecias por Noruega y nos reímos de sus fatigas. Solo de sentirlo, se nos olvidaban las nuestras. La verdad es que me daban envidia. Solo 18 o 19 años y una mochila. Sin un duro a recorrer mundo. Sin perder la sonrisa, riendose de las mil y una peripecias que les pasaban. Cuando no podían dormir, se bebían un trago del licor y entraban a los albergues a ducharse por la cara. La verdad es que llevaban un rollo un poco frikie, pero muy bueno.

Así que contando nuestras vidas y aventuras, las horas pasaban mas deprisa.
Poco a poco, sus compañeros iban llegando, al igual que otros mochileros que estaban en nuestra misma situación.

Así que fundamos la "Lost Travellers Comunity". Dos italianos, cinco alemanes, un suizo, dos chinos, otras dos musulmanas (que se arrimaron al grupo, pero no abrieron la boca en toda la noche), un sueco y dos españoles. Todos teniamos en común que no teníamos donde pasar la noche. Así que nos ibamos durmiendo a ratos y entre todos vigilabamos que no pasara un caco y nos desplumara, aunque en este país, eso hubiera sido noticia.

El dia ha sido bastante duro y extraño. Así que el recuerdo que nos llevamos de Bergen, no es muy bueno. Aun así, el día ha sido provechoso. Los imprevistos forman parte del viaje en sí y al final son casi lo mejor del mismo.

Esto es lo que veníamos buscando en Noruega, la aventura al fin y al cabo. Para tenerlo todo organizado, ya están las agencias de viajes,  aunque lo que te pierdes con ellas, es el viaje en si mismo.

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