31 mar 2012

CAPITULO 2: GANTE Y BRUJAS, LOS TESOROS DE FLANDES

Este es un viaje express, así que toca madrugar. A las 7:30 nos ponemos en pie. Ya hemos hablado de las bondades del Hotel, pero queda la prueba de fuego; el desayuno buffet. Desayuno que no desaprovechamos... bollería, tostadas, 3 o 4 cafés (aqui lo hacen delicioso), zumos y todo lo que el cuerpo humano puede aguantar. Recogemos los bártulos y nos dirigimos a recepción, donde nos facilitan de nuevo transporte gratuito hasta Gare du Midi, la principal estación ferroviaria de Bruselas.


Estación de Bruselas
 Compramos los billetes de tren. Aquí hay un pequeño truco. Si sacas el billete hasta Brujas, sale bastante más económico y puedes bajarte en Gante a visitar la ciudad. Si la estancia por esta zona es más larga, tienen bonos de fin de semana realmente interesantes para conocer a fondo Bélgica. Nosotros no tenemos tiempo para tanto. Una lástima.

Camino al centro de Gante
Montamos en el tren, abarrotado de españoles. Como una plaga, más de medio vagón era español. Nos dicen algo que ya sabíamos; Gante se puede visitar en medio día, pero claro, al "arre que es tarde". El trayecto viene a durar unos 40 minutos. Nos bajamos en la estación de Gante. Un cartel nos informa de como llegar al centro histórico... lo que no te dice es que son 40 minutos caminando.  Un paseo bonito, pero que en el tranvía nº1 te lo ahorras.

Gante
Gante
Torre del Reloj de Gante

Gante

Catedral de Gante

Gante


Según te aproximas al centro de esta ciudad, más te va sorprendiendo. Porque Gante es, ante todo, una sopresa. Está situada en el centro del eje que une la capital Bruselas con Brujas, por lo que mucha gente obvia visitarla. Tremendo error. La ciudad tiene un encanto fascinante y puede competir en belleza con la mismísima Florencia, si bien es cierto que su Centro histórico es bastante más pequeño. Paseamos por sus canales y visitamos su Catedral, donde tienen expuestos cuadros de Rubens, aunque, claro está, en el interior no se permiten las fotos. Una soberbia construcción barroca que viene a recordar la época de máximo esplendor de estas tierras. Tras la Catedral continuamos callejeando por todo el centro, por sus increibles callejuelas, que van de un edificio histórico a otro. Todo exquisitamente bien conservado, ya que ha sido remodelado recientemente. Nuestra visita finaliza en el Castillo. 

Castillo de Gante
A la hora de volver, usamos el tranvía. Compramos el billete en un estanco, ya que a bordo no se venden. 1'6€ por un billete sencillo. Un verdadero atraco. Desde luego, aquí no viene mal usar la picaresca española y hacer uso del famoso "sin pa", ya que no hay revisores por ningún lado... Llegamos a la estación de Gante, recogemos las mochilas que previamente habíamos dejado en consigna y embarcamos rumbo a la mítica Brujas

hamburguesería Braserie 1900
Al llegar a Brujas, seguimos a la legión de turistas que allí se bajan del tren. nos dirigimos a la Oficina de información turística, donde explicamos nuestros planes de visitar la ciudad en una tarde. Nos dice que ya podemos correr, así que nos improvisa un recorrido. Manos a la obra, pero antes, hay que comer. En Brujas esto no será problema. Hay cientos de restaurantes de todo tipo. Italianos, de comida rápida, pubs, McDonalds, Burguer King, etc por doquier. Nosotros elegimos una pequeña hamburguesería en plena Place Grote Markt, centro neurálgico de esta ciudad. Hamburguesas y patatas fritas deliciosas con increibles vistas a la plaza, regadas con la omnipresente cerveza belga.

Burg



Reponemos fuerzas y nos disponemos a seguir el itinerario. Nos habían hablado de esta ciudad maravillas y a fé que merece la pena visitarla. La ciudad es un catálogo de obras arquitectónicas barrocas en perfecto estado de conservación. Parece mentira que hayan pasado más de 400 años e incontables guerras y que todo esto siga en pie y en este estado de conservación. Paseamos por sus calles y canales y recorremos toda la ciudad, hasta que, de nuevo, la lluvia hace imposible estar en plena calle. Afortunadamente nos da tiempo a visitar los principales monumentos, e incluso a hacer alguna compra. Lo malo de un viaje tan apretado es no poder sentarse tranquilamente en una de las incontables cervecerías típicas belgas, para degustar unas cuantas de sus más de 450 variedades de cerveza. Mi consejo, si visitas Bégica y Holanda, procura tener al menos  una semanita para tomarte las cosas con calma.
Brujas

Regresamos a la estación de tren, completamente empapados. Montamos en un tren que nos llevará a Amsterdam via Amberes, en un trayecto de 4 horas. En el tren no hay muchas más cosas que hacer, salvo atracarnos de chocolate, la otra gran especialidad de Bélgica.


Algunas clases de cerveza belga

Canal de Brujas

Brujas

Brujas

Brujas

Brujas

Grote Markt

Grote Markt
Llegamos a Amsterdam en plena noche. Nada más bajar en Central Station nos da una ráfaga de aire que casi nos tira al suelo. Localizamos la calle de nuestro hotel en el mapa y nos dirigimos hacia allí. Por el camino, nos encontramos un chico vasco que lleva nuestra dirección y entablamos conversación. Llegamos al punto donde indica el mapa y ni rastro del hotel... Volvemos a comprobar. Hemos metido la pata. Hemos buscado la calle Herenstraat y nosotros necesitamos Hertenstraat. Solo una letra de diferencia, pero suficiente para, con este frio y cansados, pillar un buen rebote. Afortunadamente, la famosa calle Hertenstraat solo queda a más o menos un kilómetro de Herenstraat así que en un ratico llegamos al hotel. Llamamos y nos atienden. La recepción es una pintoresca cafetería, donde nos atiende un chaval y un enorme gato... Nos conducen a las habitaciones. El hotel es cutre con ganas. Además es un verdadero laberinto de escaleras estrechas. Afortunadamente, nuestra habitación tiene baño propio y calefacción. La cama es buena y está todo limpio. Deshacemos los macutos y a descansar. Mañana espera otro duro día.
  
IR AL CAPITULO ANTERIOR          IR A LA PÁGINA PRINCIPAL               IR AL CAPITULO SIGUIENTE

No hay comentarios:

Publicar un comentario