1 ago 2011

RUMANIA EN BICICLETA. CAPITULO IX: "TRANSILVANIA SIN BICICLETA"

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La noche ha sido algo dura. El colchón del piso de Florin no es precisamente lo más cómodo que he visto en mi vida. En la cocina, Roger calienta unos trozos de pizza que fueron imposibles de comer la noche anterior, por el atracón, que hacen las veces de desayuno. Nos vestimos y clarificamos el objetivo del día; visitar Brasov y Bran y conseguir un vehículo de alquiler válido para 4 bicis y 4 personas, para la próxima semana. Además de grande, el coche tiene que ser para recoger en Brasov y dejarlo en Bucarest, algo que complica un poco la cosa.

Strada Sforii
Caminamos de nuevo al centro de Brasov, esta vez con el firme propósito de visitarlo. Antes de llegar a la plaza de Brasov, paramos en una cafetería a comer unos croissants de chocolate y un café en una cafetería pija. Tras el desayuno "de verdad" buscamos en el centro de Brasov las oficinas de la empresa Sixt, donde Marta había apalabrado ya un vehículo desde Barcelona. Al llegar al lugar donde la empresa tiene la sede, encontramos un mostrador vacío en el hall de un hotel. La recepcionista nos dice que el chico está constantemente entrando y saliendo y nos da su movil. Llamamos y le exponemos las necesidades y nos responde que a mediodía nos llamará.

Solucionado de momento el tema coche, emprendemos la visita a Brasov. La ciudad tiene el encanto de las ciudades bohemias. Olvida cualquier imagen que tengas de una ciudad rumana cutre. Brasov es una de las joyas de Transilvania. Es la ciudad "fetiche" de los rumanos y una encantadora ciudad plagada de edificios descendientes de la arquitectura germánica de la zona de Baviera, ya que durante buena parte del S.XVI, estando bajo dominio del Habsburgo estas tierras fueron pobladas por los germanos.

Biserica Negra
Paseamos por la Strada Sforii, que tiene el honor de ser la calle más estrecha de Europa (83 mts de larga y 1'32 mts de ancha). Desde ahí salimos a la Biserica Negra (Iglesia negra). Recibe su nombre por un incendio que la arrasó en 1689. Entramos dentro de la iglesia. El interior decepciona un poco, pero como se está fresquito, descansamos dentro un rato. Al salir nos dirigimos hasta la magnifica Piata Stafatului, centro turístico de Brasov y sacamos varias fotos. Paseamos por las calles anejas observando los magnificos edificios. 
Piata Stefatului

Llegamos hasta la Oficina de Turismo a preguntar por la forma de llegar hasta Bran, en cuyo Castillo se frojó la leyenda del Conde Drácula. Nos dice que cada hora en punto sale un autobús desde la Gara 2, que está en la otra punta de la ciudad. Miramos el reloj y comprobamos que estamos a tiempo de cojer el autobús de las 13h. Justo antes de salir, me fijo en un folleto de alquiler de coches local. Lo meto en el macuto "por si las moscas" y vamos al autobús urbano para que nos lleve hasta la famosa "Gara 2".

Brasov
Strada Republicli
Justo llegar y ahí está el bus. Nos intentamos montar y el conductor nos dice que el ticket hay que sacarlo en un kiosko que hay enfrente. Vamos a compar el ticket y el bus no está ya. Como ya vamos a perder el bus de las 13h, vamos a dar un paseo para matar el rato. Paseamos por la Strada Republicli, una calle peatonal llena de vida. Marta y Toni no pueden evitar la tentación de entrar en un outlet a probarse ropa. Cuando queremos acordar, es la hora de coger el bus urbano, así que vamos a la parada.

Esperamos nuestro bus, que no acaba de llegar nunca. A las 13h50' aparece. Subimos y le decimos que tenemos que subir al bus de las 14h a Bran. Dice que tardaremos 6 o 7 minutos, pero que llegaremos a tiempo. Subimos a bordo. El bus no tiene aire acondicionado, así que el calor es horrible. Llegamos justo a tiempo y yo necesito urgentemente ir al baño. Bajamos a prisa, localizamos el bus a Bran y al montar le pido un minuto al chófer para ir al baño que me concede.
Salgo pitando al baño. Justo cuando voy a entrar una mujer se me interpone en mi camino. Si quiero orinar, hay que pagar un LEI. Me voy a mear encima. Me registro los bolsillos. La cartera no la llevo encima. La mujer es inflexible. Justo cuando creía que me meaba encima, rescato un euro del bolsillo, mientras la mujer no para de gritarme "Un lei!, un lei!". Saco el euro y le pregunto si eso está bien (un euro son casi 5 LEI) a lo que un joven que había al lado que hablaba español me contesta "Por un euro, hasta te la ch*p*!". Entro a orinar a carcajdas y regreso al bus, que ya estaba en marcha. Les cuento la anécdota a mis compañeros y reimos.


El camino a Bran son aproximadamente 40 minutos. Como no, sin aire acondicionado. Para colmo, un rumano cierra una de las tres ventanillas por las que entraba algo de aire de la calle. Por educación no le dimos una paliza. Al llegar a Bran, vemos el Castillo y comenzamos a hacer fotos, justo cuando cae una tormenta de verano. Corremos en busca de refugio, que encontramos en un restaurante. Como son las 3 de la tarde, aprovechamos para comer.
Castillo de Bran

Durante la comida, llamamos al chico de Sixt, Ovidiu, para que nos comentara como iba el tema. Nos pide un rato más, así que deambulamos por un mercadillo antes de entrar el castillo, pues nos interesa el tema coche especialmente. Conseguimos una wifi gratuita y sacamos el portatil, buscando alguna opción más, ya que Sixt nos empieza a inspirar poca confianza. Buscamos y rebuscamos alternativas sin éxito. Al rato, viendo que Ovidiu no nos llama, le llamamos a él. Nos ofrece un Dacia Duster por 765€ por 6 días, pero tiene que ir hasta Bucarest a por el coche. No nos cuadra nada.



Recuerdo el folleto que cojí por casualidad en la oficina de turismo de Brasov, en la que se ofertaba una mercedes vito por 70€ diarios. Llamo y se pone un chico que me explica en inglés que la vito no está disponible. Sin embargo, cree poder ofrecerme una opel zafira de 7 plazas, algo justa para nosotros, pero siempre mejor que el duster de Sixt. Nos dice que tiene que llamarnos en un par de horas para confirmar si la zafira estará disponible.

Castillo de Bran


Como no hay nada que podamos solucionar, entramos al Castillo de Bran. El exterior del castillo no mata, si acaso el misterio y el rollo de la leyenda del Conde Drácula. Entramos y lo visitamos. No es nada del otro mundo, pero si vas a Rumanía es lugar de obligada visita. Algunos paneles recuerdan la leyenda del Conde Drácula.

Interior Castillo Bran


Árbol genealógico de Vlad Tepes Draculea
En realidad Vlad Tepes Draculea no era un vampiro. Fué el personaje en el que se inspiró el escritor irlandés Bram Stoker para crear uno de los mitos más grandes (tal vez el que más) del género de terror, que además ha sido adaptada al cine centenares de veces, por lo que ha dotado a la zona y al personaje en cuestión de fama universal. Eso sí, puede que no fuera un vampiro, pero desde luego, Vlad Tepes Draculea, no era precisamente un santo. Si bien es considerado un héroe nacional en su país por la defensa de la independencia respecto de los otomanos, Vlad Tepes fue conocido como Vlad el Empalador, por su "afición" a este método, consistente en introducir un palo por el ano y sacarlo por la boca hasta la muerte, procurando no dañar ningún órgano vital para asegurar una muerte más lenta. Se calculan que bajo su mandato como Rey de Valaquia, murieron más de 100.000 personas bajo este método. Su "marca personal" la batió el 24 de agosto de 1459 cuando mandó empalar a 30.000 hombres, nobles y mercaderes la mayoría, en un solo día. La leyenda del vampiro ha crecido porque se cree que se alimentaba bebiendo la sangre de sus víctimas. Para saber cuales son sus "grandes éxitos", puedes ir a este enlace. Sin duda, sus "logros" no tienen desperdicio.


Interior Castillo Bran


Tras visitar el Castillo, toca el turno de regresar a Brasov, pues nos queda visitar la ciudadela y además tenemos allí para pasar otra noche más. Camino del bus de vuelta, llama Daniel, de la agencia de alquiler de vehículos. Me dice que la zafira está disponible, pero hay dos pegas. La primera, que el coche está sucio y si lo queremos por la mañana temprano, no le da tiempo a lavarlo. La segunda es que el A/A no funciona demasiado bien. A cambio nos ofrece un precio de escándalo; 340€ por 6 días, posibilidad de dejarlo en el aeropuerto de Bucarest incluida. Aceptamos y pactamos la entrega del coche para el día siguiente en Brasov.


Entrada Ciudadela Brasov
Con la tranquilidad de tener resuelto el embrollo más grande del viaje retornamos a Brasov. Al bajar del bus vamos hacia la parada del urbano, para subir al centro. Caemos en la cuenta de que aquí no hay kiosko para comprar el billete, así que vamos camino de la estación a comprar los billetes cuando se nos ocurre que podríamos ir en taxi hasta la ciudadela, en lugar de buscar dos autobuses. Preguntamos a un taxista el precio. Nos dice que alrededor de 10 LEI. Es decir, 2'37€ . Más barato que el autobús.



Subimos al taxi y vamos hasta la ciudadela, no sin alguna dificultad por las obras de la calle. Pagamos el taxi, que finalmente nos cobra solo 8 Lei... para fliparlo... Entramos a la ciudadela. Tampoco es gran cosa, pero hay unas vistas magnificas. Además está anocheciendo y el atardecer da un color especialmente bohemio a los edificios del precioso centro histórico. Sacamos numerosas fotos y bajamos por un senderito hasta el centro.

Ciudadela Brasov

Vistas de Brasov desde la Ciudadela.

Centro Brasov desde la Ciudadela.


Las dos torres
Como ya es la hora de cenar, esta vez no titubeamos. Directos al Stradivari, que tan bien nos habían tratado el día anterior. Volvemos a comer de escándalo, si bien esta vez el Risotto estaba algo soso. Lo compensamos con un tiramisú de postre, que "bajamos" caminando de vuelta al apartamento. Se nota que al fin, hemos aparcado nuestras bicis.






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